Si yo hubiera estado, no hubiera pasado
por Javier Debarnot -Si yo hubiera estado, no hubiera pasado –le dije con firmeza a mi papá sin intención de iniciar una discusión que se iba a alargar inútilmente. El acontecimiento era de ligero a insignificante para muchos, pero de vida o muerte para unos pocos en los que me incluía: perder una vez más contra Boca devenía en mi ser una depresión de varios días. En la cancha de River, con casi todo el público a favor, un 0-1 a los cuarenta y siete del segundo tiempo era mucho más de lo que un corazón gallina podía soportar. Y encima con gol de cabeza de Figueroa tras un corner tirado por Riquelme. Y yo no había estado presente quién sabe por qué. Lo padecí por radio y todavía lo sufría cuando volvió mi papá de su trabajo, en donde también había seguido el clásico pero por internet. -De verdad que estoy seguro que hubiera sido otra cosa conmigo en la cancha- le insistía. -Pero no, Javi, no seas cabezón, no hubiera cambiado nada. -Yo no digo que lo hubie