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Mostrando entradas de enero, 2013

El cuento del tío

por Javier Debarnot      ¿Cuatrocientos cincuenta mil euros? Eso son… y se puso a hacer cuentas el viejo, porque pretender que un español mayor de cuarenta no convierta de euros a pesetas una cantidad medianamente elevada es como pedirle a un argentino que se divorcie para siempre del mate. Eso son como setenta y cinco millones de pelas, joder.      Antes de llegar a ese momento estelar de la noche, Juan, oriundo de Buenos Aires y viviendo de prestado en Madrid desde hacía siete años, calentaba la silla de uno de los tantos bares del Paseo de la Castellana y, sin ánimo de disimular ni ponerse el traje de la discreción, mantenía una charla con su mujer Valeria, a la que le decía que ya tenía catorce puntos en la Quiniela, sí, el Prode de los españoles, y que si acertaba ese último resultado tendrían el premio mayor y encima iba ganando el Atleti. Amor, si la cosa sigue así nos cambia la vida para siempre, le dijo antes de cortar la comunicación dándole aparatosamente un beso al móvil,

Una foto del Facebook

por Javier Debarnot      Cuando subí inocentemente la foto, jamás hubiera podido imaginar lo que acabaría pasando. Desde que le di a la opción “publicar” hasta el momento en que supe de la tragedia, hubo en el camino una pareja rota, una amistad de años también trunca y una casa desvalijada, pero nunca, créanme que jamás de los jamases pensé que una simple foto en el Facebook iba a ser causante de un asesinato.      No soy de los primeros en haberme subido a la ola del Facebook pero tampoco soy un novato. Aprendí a moverme con destreza entre las aguas del Muro y, cuando toca, soy capaz de capear el temporal. Supongo que entré a la más famosa de las redes sociales por el mismo motivo que la mayoría de la gente: ver en qué andaban los viejos compañeros de la escuela secundaria o aquellos grandes amigos de la primaria.      Siendo conocedor –y envidioso- de la riqueza de Mark Zuckerberg, puedo permitirme con malicia decir que se ha perdido de un excelente negocio, el de llevarse sencil