¿Podés volar?
por Javier Debarnot La pregunta sonó caprichosa. Parecían solo un par de palabras cargadas de inocencia lanzadas por un soldado novato buscando la respuesta de un gladiador de mil batallas, pero de aquellas que habían quedado muy atrás en el tiempo. Fabián necesitaba avivar el fuego de su alma, necesitaba una contienda épica más y ese nuevo desafío le había caído como un pequeño pedazo de carbón entre maderas rancias y cenizas hechas polvo. Su corazón pedía a gritos sentir la gloria otra vez y la oportunidad había llegado. Un centenar de testigos dice que se trató de un simple partido de fútbol en Tortuguitas para definir un ascenso a primera, pero en realidad fue una confrontación que ponía cara a cara a dos fuerzas desiguales. Un equipo venia arrasando con todo y devorándose crudos a sus rivales. Y el otro llegaba por el camino opuesto, sufriendo más de la cuenta, casi dejando la vida en cada choque y resurgiendo de la muerte justo cuando los cuervos empezaban a merode