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Mostrando entradas de febrero, 2013

Mejor no meterse con mi gamulán

por Javier Debarnot *Gamulán: modismo de Argentina que significa sacón de gamuza con forro de piel de cordero o similar, es decir, un tipo de chaqueta muy abrigada.      Qué inocente. Cuánto se iba a arrepentir más tarde Cristian por haber dicho esa simple frase, aquella de “ese gamulán ridículo no te lo envidio para nada” rematada con una risa, convengamos que no exagerada pero sí evidente, cuando pudo haber comentado otras miles de cosas sobre las fotos que le había enseñado. Pero no. Él decidió, sin saber dónde se estaba metiendo, meterse con el gamulán. Con mi gamulán, con el gamulán de la familia. Pobre criaturita de Dios.      Apenas acabó Cristian de soltar la tremenda injuria, la primera reacción no fue mía. Fue de mi mujer, que después de entrecerrar los ojos y lanzar un suspiro de esos que hunden ligeramente el suelo al dejarse caer, escupió la frase que presagiaba no la tormenta, sino el terremoto. “Chicos, salgamos que papá tiene que hablar cosas de grandes con Cristi

Diálogos con mi hijo

por Javier Debarnot            ¿Te gustaría que viniera una planta gigante y te arrancara un brazo?, le pregunté a mi hijo después de que él, con una pizca de inocencia y otra de malicia luchando cuerpo a cuerpo dentro de su coraza de niño de cuatro años, le amputara una hoja a un olivero. Nada raro hasta ahí, nada fuera de lo normal hasta que dilucidé por el rabillo de mi ojo que algo verde y gigante se acercaba amenazador hacia nosotros. Era ella, la apocalíptica planta gigante, aquella que le había mencionado a mi primogénito, que venía a cobrar venganza por la salvajada cometida y nos superaba en tamaño haciendo que yo me sintiera como un liliputiense, y ni que hablar del pequeño destructor que llevaba mi sangre en sus venas: él era como una hormiguita al lado de la flora enfurecida.      No vi a nadie a nuestro alrededor salvo esos pedazotes de ramas entrelazados que avanzaban en zigzag buscándolo a él, a mi hijo, por la osadía de haber abusado unos segundos antes de una pequeñís