La agenda del jueves
por Javier Debarnot Cuando Jorge Amaya llamó a su secretaria para revisar la agenda del jueves, nada hacía pensar que sería el último encuentro entre ellos, aunque un poco más tarde, quizás sí se previó una ruptura total al levantarle Jorge la falda a Beatriz y meterle con traición y alevosía una mano palpándole las nalgas. Antes del acoso, mucho pero mucho antes, habían empezado a repasar las actividades que Jorge había escrito la tarde anterior junto a las respectivas horas de la hoja de la agenda del jueves, y que iban a marcar la pauta de un día movido. Movidísimo para Jorge y agitado para todos los involucrados. A las diez y media, apenas engullido el desayuno, tocaba ir a ver a Ruscalleda, su socio del bufete Amaya & Ruscalleda Abogados. Apenas debería cruzar el pasillo para meterse en su despacho, interrumpir cualesquiera fueran sus reuniones o conversaciones o teleconferencias con Montevideo y mandarlo a Ruscalleda a la mismísima mierda, diciéndole que le