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Mostrando entradas de febrero, 2009

Arrástrate y anda

por Javier Debarnot       Desde hace unos meses Emilio se las había rebuscado para ganarse la vida, aunque el “dignamente” no se ajustaba a su caso. Manifestando una imposibilidad para caminar, empezó pidiendo en una silla de ruedas por los vagones del subterráneo y sacaba treinta pesos por día. Hasta que descubrió que arrastrándose por el suelo sin silla podía recaudar hasta cien por mañana.         Había elegido la estación “Tribunales”, porque estaba provista de un ascensor que le permitía llegar sentado hasta el andén sin necesidad de que alguien lo bajara por las escaleras. Se metía en cada subte que pasaba e iniciaba su discurso mendigando monedas de muchos y billetes de los más samaritanos. Apenas tres horas después de haberse subido al primer vagón, ya podía contar en sus bolsillos la cantidad suficiente de dinero para solventarse. Vivía solo en un mono ambiente del barrio de Once, y para casi todos era una incógnita cómo había perdido la movilidad de sus piernas.         Nadi

El día más pensado

por Javier Debarnot       -Ahí, ahí, quedate parado justo ahí.       Lucas pretendía que Lautaro se quedara inmóvil en medio de la oficina como antena humana. Eran las 16:04 y ya estaba empezando un programa de radio en el cual Lucas era productor artístico. Y si alguien no sostenía el trozo de metal, el sonido se tornaba una lluvia molesta.       -¿Te pensás que no tengo nada que hacer?- lanzó Lautaro.       -No, dale, haceme el favor, sostené la antena un segundo más- seguía rogando Lucas, pero la ayuda de su amigo se esfumaría enseguida.       -La voy a soltar ya. Parate y arreglate- y dejó escurrir la antena de sus manos sin titubear, volviéndose a oir ese molesto zumbido.       -¿Y si movés un poco el dial? Puede ser que se haya perdido la sintonía, fijate, Lauta.       -¿Te parece? A ver… - con el dedo índice rozó la perilla apenas girándola a la derecha. Lo casi ínfimo de sonido que se advertía de la emisora se desvaneció por completo, y entonces sucedió lo impens