Entradas

Mostrando entradas de marzo, 2015

No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy

por Javier Debarnot Sentado sobre el confortable sillón, Mario se saca una legaña con un dedo y con otros dos abre y cierra mecánicamente los distintos menús de su móvil. A su alrededor, cuatro de sus amigos hacen lo mismo y unos cuantos más revolotean por la zona, todos medio dormidos, la mayoría ansiosos, pero ninguno tan ilusionado como Mario. Pasan los minutos y cada tanto vuelve a revisar la misma conversación. Queda eclipsado, una y otra vez, y ya se sabe de memoria ese ininterrumpido intercambio de mails, entre él y Anna, que había empezado cuatro días antes y tenía su último mensaje la noche anterior. Mario sonríe de sólo imaginar la alegría que le había provocado la llegada de cada correo y, más que nada, el contenido de los mismos. Compartió con Anna dos semanas que, ni se permite dudarlo, fueron las mejores de su vida, una vida corta, cualquiera podría aclararle y tendría razón, pero en sus diecisiete años Mario jamás había estado tan obnubilado como lo estaba a

Futboleros

Imagen
por Javier Debarnot Cuando Manel creó el grupo Futboleros para el WhatsApp invitando a David y a Javi, estuvieron casi media hora cambiando la imagen del perfil. Los dos primeros, como fieles pericos, ponían fotos del Espanyol, y el último contrarrestaba con alguna de Messi. Viendo que podían seguir así por toda la eternidad, alguno fue coherente con el nombre Futboleros y metió a una tía en pelotas, y ya nadie más la tocó –aunque estaba para tocarla toda la noche-. La consigna del grupo era clara: con el fútbol y la rivalidad Barça-Espanyol como hilos conductores, el objetivo era molestar al otro, sacarlo de quicio y, en lo posible, dejarlo sin respuesta tras el agravio verbal. Se planteaba un duelo desigual según donde se lo mirara, ya que aunque por un lado eran dos pericos contra un culé, también se podía apreciar una batalla dialéctica entre un seguidor de uno de los equipos más poderosos del mundo contra dos fanáticos de un club de medio pelo que apenas conocían afuer

Una montaña de recuerdos

por Javier Debarnot En una luna de miel, lo lógico es que sobren relax, tranquilidad, y momentos acaramelados de alcoba. En la mía hubo bastante de lo último, pero diría que descartamos lo primero porque tanto a mi mujer como a mí no nos gusta ver pasar las horas. Creemos que es más divertido subirse a ellas, y mucho más si tienen forma de montaña o, para ser precisos, de cerro López de dos mil setenta y cinco metros de altura. Así fue como subimos esa enorme cuesta… y nos costó tanto que casi que no pudimos bajar de ella. Ocurrió en la bellísima Bariloche hace más de diez años, sitio que ambos habíamos visitado por separado casi una década antes de la luna de miel. Para rememorar aquella época de mochileros con amigos, seguimos la huella de algunos sitios que habíamos visitado antes, y así llegamos a la mítica Colonia Suiza, lugar desde donde se empieza la ascensión al cerro López. -Yo subí con los chicos cuando vinimos en el ´95 –dije después de que posáramos en la entra